"La educación adoptó muchas formas en el pasado y llegó a ser capaz de adaptarse a circunstancias cambiantes, estableciendo nuevos objetivos y diseñando nuevas estrategias. Pero, repito, el presente cambio no es como los cambios del pasado. En ningún punto de inflexión de la historia humana los educadores se han enfrentado a un desafío estrictamente comparable con el que plantea el momento actual. Sencillamente, nunca hemos estado en una situación similar. Aún no hemos aprendido el arte de vivir en un mundo sobresaturado de información. Ni tampoco el arte inconcebiblemente difícil, de preparar a los seres humanos para esa vida."

BAUMAN, Zigmunt, 44 cartas desde el mundo líquido, Ed. Paidos, México, 2011, p.

martes, 25 de septiembre de 2012

EL RUIDO MATA. TEXTO COMENTADO


Respuesta a las tres primeras preguntas de Selectividad (texto periodístico)

El ruido mata

El ruido hace mal: provoca tensión arterial, sordera, cefaleas; impide dormir, lo que aumenta la irritabilidad y, por tanto, las úlceras de duodeno y los riesgos de accidente, entre otros. España es, tras Japón, el segundo país con  mayores índices de contaminación acústica. Según los cálculos de la OCDE, nueve millones de españoles están sometidos al suplicio. Se comprende, por todo ello, la atención que ha suscitado una sentencia del Tribunal Constitucional desestimando el amparo solicitado por el propietario de un pub de Gijón condenado en 1998 por las molestias causadas por su música a altas horas de la madrugada. El fallo sostiene que esa forma de contaminación puede atentar contra derechos como el de la salud o la inviolabilidad del domicilio.
La división producida en el Tribunal –hubo tres votos discrepantes- pone de manifiesto el retraso legislativo sobre la materia. La ley del Ruido, aprobada hace un año en aplicación de una directiva de la UE de 2002, y pendiente de desarrollo reglamentario, debería colmar ese vacío. La normativa anterior estaba diseminada en multitud de normas, casi siempre de rango municipal, que se aplicaban con indolencia y supuesto respeto a la tradición, aunque ésta tuviera una antigüedad no mayor de 15 años. La nueva ley establece la obligación de elaborar antes de 2007 mapas acústicos de las ciudades, con niveles de exigencia de silencio en función del uso predominante del suelo: industrial, residencial, de ocio, etc. De la combinación entre ese mapa y el de horarios para actividades potencialmente ruidosas debería salir la reducción del ruido y la posibilidad de aplicar medidas correctoras adaptadas a cada situación.
Ya hay ley, sólo  hace falta aplicarla; es decir, lo más importante. Se ignora si los mapas acústicos ya están en marcha, pero consta que las obras, públicas o de particulares, siguen amargando la vida de los vecinos sin aparente control, las motos sin silenciador atronando las noches especialmente en verano, los camiones de la basura sobresaltando a los que quisieran dormir, las vías de comunicación contaminando su entorno urbano, y celebrándose festejos, municipales o privados, al son de una pirotecnia que identifica lo alegre con lo estruendoso. “La inteligencia”, escribió Schpenhauer, “es una facultad humana inversamente proporcional a la capacidad para soportar el ruido”.

El País

1ª pregunta: Organización de las ideas del texto

Estamos ante un texto periodístico de opinión, concretamente en editorial del diario El País, cuya estructura pasamos a exponer:

  1. Presentación del problema (párrafo 1º)

  • Efectos negativos del ruido para la salud (sordera, cefalea, irritabilidad…)
  • Grado de contaminación acústica en España
  • Noticia que origina el comentario sobre el ruido: sentencia del Tribunal constitucional que desestima el amparo solicitado por el propietario de un pub de Gijón condenado por molestar a sus vecinos con el ruido a altas horas.

  1. Solución: nacimiento de la Ley del Ruido  (párrafo 2º)

  • Causa: retraso legislativo sobre la materia.
  • Características de la Ley:

a)    Nace en 2004
b)   Obliga a elaborar mapas acústicos

  1. Necesidad de aplicar la ley (tesis): (párrafo 3º)

  • No se está aplicando en la actualidad: obras ruidosas, camiones, pirotecnia… (argumento de hecho).

  • Efectos positivos de su aplicación: la inteligencia humana es inversamente proporcional a la capacidad para soportar el ruido (Shopenhauer,  argumento de autoridad).



2º pregunta: Mención del tema y resumen

Tema:
Problema de la contaminación acústica y necesidad de aplicar la ley.

Resumen: 
La contaminación acústica puede resultar muy negativa para la salud (sordera, cefalea, irritabilidad…). España es el segundo país con mayor contaminación  acústica. Por eso, no extraña la sentencia del Tribunal Constitucional contra el propietario de un pub de Gijón condenado por molestar a los vecinos. Aunque hay un retraso legislativo sobre el tema, la Ley del Ruido existe desde 2004 y obliga a la realización de mapas acústicos, que combinados con los horarios de las actividades ruidosas podrán reducir y sancionar el exceso de ruido. Hace falta aplicar esta ley para evitar los distintos focos de contaminación acústica que siguen existiendo. Según Schopenhauer, además, es más inteligente quien menos soporta el ruido.


3ª pregunta: Comentario crítico del contenido del texto

En cuanto al género, se trata de  un editorial ( un artículo de opinión sin firma) de un prestigioso diario nacional, el País (fundado en 1976, poco después de la muerte de Franco). En él, se vierte la opinión del periódico sobre un asunto de interés general (de actualidad cuando fue publicado) y sirve a los lectores de orientación para entender la realidad, dentro de una línea ideológica compartida. Aunque la temática de los editoriales resulta variada, se advierte una preferencia por temas sociales, políticos o económicos. En concreto, este artículo explica, valora y razona un tema de interés, el exceso de ruido, para influir de forma directa y anónima en la opinión de los lectores.

El exceso de ruido provoca enfermedades: es nocivo para la salud. Este es el mensaje principal que nos reporta el texto. Desde mi punto de vista,  es cierto que el exceso de  ruido constituye en la actualidad un problema que afecta, cuando menos, al sueño y consecuentemente a la irritabilidad. El impacto del ruido en la salud y la calidad de vida está demostrado científicamente en numerosos estudios médicos. Según la OCDE, 130 millones de personas se encuentran en un nivel sonoro superior a los 65 decibelios, el límite aceptado por la Organización Mundial de la Salud.

Es un hecho que todos padecemos: a  casi todos no despiertan cada día los camiones madrugadores, las motocicletas, los aviones, etc. Y los que tenemos relación con el mundo de la enseñanza sufrimos especialmente la contaminación acústica en las aulas, en los pasillos y en el patio del instituto donde hay jóvenes que gritan sin ningún tipo de escrúpulos. 


Es cierto que los niños y los jóvenes  son más inmunes al ruido que las personas de una edad más avanzada. Acabamos de recordar los decibelios de los colegios. Y  no es menos llamativo el nivel de volumen que alcanza la música en los bares o en las discotecas, donde evidentemente la comunicación entre los jóvenes debe orientarse hacia modalidades no verbales si no quieren dañar sus cuerdas vocales. Eso sin olvidar la agresión acústica que soportamos cuando pasa  a la velocidad de un rayo de llamativos colores, un coche conducido por un joven. Debemos educar a niños y jóvenes en el respeto por los demás y ello incluye la moderación acústica. Y educarlos también en el valor significativo del silencio.

El exceso de ruido es una consecuencia de la civilización y de la ciudad. El principal causante de la contaminación acústica es la actividad humana, de ahí que se haya multiplicado en los últimos tiempos, con el desarrollo de nuevos medios de transporte y el crecimiento de las ciudades y su vertiginoso ritmo de vida. El tráfico se ha convertido hoy en uno de los principales focos de ruido: el gran aumento del parque automovilístico español ha convertido al coche en el factor de degradación acústica más importante en nuestras ciudades, con el consiguiente deterioro de la calidad de vida urbana. Un motivo más a favor de esa alabanza de aldea que tantos literatos ensalzaron desde la antigüedad, o del tópico del “beatus ille…” y su incitación al disfrute del silencio del campo, de la placidez del paisaje bucólico.  Quizá por eso cada vez está más de moda el “turismo rural”, tan distinto del bullicioso y decibélico turismo playero.


Pero entre un extremo y otro (entre la contaminación acústica de la ciudad y el quimérico silencio del campo)  es posible un término medio cuando aplicamos las leyes, seguimos las recomendaciones de la OMS, adoptamos medidas preventivas y potenciamos campañas de protección medioambiental que contribuyan a mejorar los niveles de ruido. Por el bien de todos debemos esforzarnos en denunciar cuando sea necesario para provocar que los medios legales existentes sigan su cauce y que nos acostumbremos cada vez más a no agredir con el ruido a los demás. A pensar que este tipo de contaminación va contra los derechos humanos. Y que nuestra libertad termina, también en este aspecto, donde empieza la libertad de los demás. 

La contaminación acústica es una manifestación más de una sociedad acelerada y estresante, excesiva: excesiva en  información, excesiva en adquisición de bienes materiales, excesiva en permisividad, excesiva en ruido… El respeto por el silencio es un signo de civilización y de inteligencia al  que todos debemos aspirar.

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